Estar impresionado, no impresionando

Con demasiada frecuencia pensamos que si podemos impresionar a los demás, ganaremos influencia sobre ellos. Queremos convertirnos en los héroes de los demás, ser más grandes que la vida. Eso crea un problema porque somos seres humanos reales. La gente puede vernos por lo que realmente somos. Si nuestro objetivo es impresionarlos, inflamos nuestro orgullo y terminamos siendo pretenciosos, y eso aleja a la gente.
Si quieres influir en los demás, no trates de impresionarlos. El orgullo en realidad no es más que una forma de egoísmo, y la simulación es solo una forma de mantener a las personas a distancia para que no puedan ver quién eres realmente. En lugar de impresionar a los demás, deja que te impresionen a ti.
Es realmente una cuestión de actitud. Las personas con carisma, aquellas que atraen a los demás hacia sí, son individuos que se enfocan en los demás, no en sí mismos. Hacen preguntas a los demás. Ellos escuchan. No intentan ser el centro de atención. Y nunca intentan fingir que son perfectos.
Pasa el día escuchando a los demás y dejando que te impresionen.
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