Dar Esperanza
En el primer libro de John Maxwell, Think on These Things, escribió un capítulo entero sobre la esperanza. Hay una línea que se me quedó grabada desde que la leí hace años: “La esperanza se atreve a dar cuando nadie comparte”.
La esperanza da, ¡me encanta! Incluso cuando nadie cree, la esperanza da. Incluso cuando las circunstancias parecen demasiado lejanas, la esperanza da. Incluso cuando has tocado fondo sin ningún plan para salir, la esperanza da.
¿Qué da?
La esperanza da la motivación y el coraje necesarios para tener éxito.
Se ha dicho que una persona puede vivir cuarenta días sin comida, cuatro días sin agua, cuatro minutos sin aire, pero solo cuatro segundos sin esperanza.
Me doy cuenta de que es un poco trillado, pero no obstante, la esperanza es algo poderoso. Es el combustible para seguir avanzando cuando los tiempos se ponen difíciles. Aporta entusiasmo por el futuro. Y, a veces, incluso proporciona suficientes razones para vivir.
La mayoría de las veces, la falta de esperanza y la falta de energía van de la mano. Es muy difícil caminar por momentos difíciles y afrontar los desafíos de la vida sin esperanza. Pero la persona que está llena de esperanza está motivada para recibir la vida y todos los desafíos que trae consigo.
Independientemente de tu condición o circunstancia actual, puedes ser una persona que da esperanza. Estas tres cosas te ayudarán a llegar allí:
1. Elige la esperanza
La esperanza está incrustada en lo profundo de los hombres y mujeres que aprenden de sus pérdidas. Estas personas eligen la esperanza, incluso en tiempos de derrota, sabiendo que los motivará a aprender y eventualmente encontrar la victoria.
En The Dignity of Difference, Jonathan Sacks escribe: “El optimismo es la creencia de que las cosas mejorarán. La esperanza es la fe en que, juntos, podemos mejorar las cosas. El optimismo es una virtud pasiva; la esperanza es activa. No se necesita coraje para ser optimista, pero se necesita mucho coraje para tener esperanza”.
Se necesita coraje para elegir la esperanza porque la esperanza puede ser defraudada. Pero tener el coraje de elegirlo siempre será recompensado.
2. Encuentra pequeñas victorias
¡Empieza pequeño! El gran éxito es el resultado de muchas pequeñas victorias. Lo hermoso de este enfoque es que nada fomenta la esperanza como el éxito. Cuando experimentas una victoria y comienzas a entender cómo funciona, estás aprendiendo a tener éxito.
El historiador Joseph M. Marshall III dijo: “El éxito rara vez es el resultado de un gran golpe, sino más bien la culminación de muchas, muchas pequeñas victorias”.
3. Cambia tu forma de pensar
La gente se rinde cuando pierde la esperanza. Esto sucede cuando su forma de pensar es constantemente negativa y sus expectativas de sí mismos se reducen constantemente.
Norman Cousins dice: “Las personas que temen lo peor tienden a invitarlo. Las cabezas que están bajas no pueden escanear el horizonte en busca de nuevas oportunidades. Los estallidos de energía no brotan de un espíritu de derrota. En última instancia, la impotencia conduce a la desesperanza”.
En la vida, vemos lo que estamos preparados para ver. Y lo que vemos está determinado por nuestro pensamiento. La buena noticia es que tu forma de pensar puede cambiar.
La única pérdida que nadie puede permitirse experimentar es la pérdida de la esperanza. Su poder radica en la motivación que brinda para aprender y crecer más allá de su circunstancia actual. No importa cuán difíciles o difíciles sean los tiempos, la esperanza cree que siempre hay una mejor manera para el futuro.
Desde mi experiencia liderando equipo, lo más importante que puedo hacer por la gente es dar esperanza. Antes de cada reunión, reservo un tiempo intencional para considerar formas en las que puedo dar esperanza a las personas y al equipo.
Quiero desafiarte a que hagas lo mismo. Piensa en cada persona de tu equipo y hazte dos preguntas:
1. ¿Cuáles son sus puntos fuertes?
2. ¿Cuáles son sus objetivos?
Utilizo estas preguntas porque he aprendido que debo saber en qué es bueno cada persona y qué desea lograr para dar esperanza.
Si te cuesta dar esperanza, practica las tres cosas que compartí contigo anteriormente: elige la esperanza, cambia tu forma de pensar y encuentra pequeñas victorias. Creo que los líderes exitosos han dominado esto. ¡Y creo que tú también puedes!
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