Son las 8:00 pm del viernes por la noche después de una larga semana y tú eres el único en la oficina. Esperabas llegar a casa y llevar a tu esposa a una cena improvisada, pero había demasiado que hacer antes del fin de semana.

Sí, sabes que estás haciendo demasiado.

Y sí, sabes que necesitas delegar cosas a otras personas.

Pero lo has probado y no funciona. Cada vez que intentas confiarle una tarea a otra persona, sale por la culata.

Considare esto: ¿hay alguna posibilidad de que no sea la delegación lo que no funcione, sino la forma en que tú delegas que no funcione?

A continuación, presento cinco señales de advertencia de que lo que delegaste no se hará:

1. Delegas demasiado a la vez

Cuanto más larga sea la lista de tareas que entregues, más abrumadora se sentirá para la persona a la que delegas. Puede sentirse como un tiroteo desde un vehículo. El empleado no se sentirá capacitado para actuar; en cambio, se sentirá agredido. La clave para moverse más rápido es reducir la velocidad.

2. Considera que la delegación es un evento y no un proceso.

Hay una gran diferencia entre delegar y deshacerse. La gente necesita saber cómo es un buen trabajo antes de poder hacerlo bien. Necesitan que se lo modeles.

John Maxwell enseña este proceso de modelado en cinco etapas:

1) yo lo hago

2) yo lo hago, tú miras

3) lo hacemos juntos 

4) tú lo haces, yo observo

5) tú lo haces.

Cuando aprendí estos cinco pasos, mi delegación fue mucho más eficaz.

3. Delegas sin explicar por qué se debe hacer algo

Victor Frankl, sobreviviente de un campo de exterminio nazi, dijo una vez: “El que tiene un por qué, puede soportar cualquier cómo”. Encuentra siempre la manera de vincular cada tarea con el panorama general de la visión de tu empresa. Esto le dará a tu gente una causa que les permitirá soportar el cómo. Proporcionar un propósito significativo para la acción involucra poderosamente las emociones de las personas y es un impulsor oculto de la delegación efectiva.

4. Solo delegas hacia abajo y no hacia arriba o hacia los lados.

La delegación puede ocurrir entre tú y tus empleados, hasta tu gerente o de manera lateral a tus compañeros. Puede haber tareas que a una persona le tomarían horas, o tal vez nunca se terminarían, que otra persona de la organización podría realizar en cuestión de minutos. Los líderes sabios saben qué dirección tomar cuando es necesario realizar un trabajo.

5. Cierras una reunión sin usar las tres letras (Q, Q, C)

¿Quién y que va a hacer y para cuándo? Las reuniones de equipo son geniales, siempre que estén bien dirigidas. Si tu organización tiene dificultades para tomar medidas sobre los elementos de acción de las reuniones de tu equipo, intenta esto: cuando la reunión esté llegando a su fin, revisa todos los elementos de acción que se discutieron y luego asegúrate de aclarar las tres preguntas para cada elemento. Esta claridad es la columna vertebral de una delegación eficaz.

En su libro Ejecución: la disciplina de hacer las cosas, Larry Bossidy y Ram Charan son directos en su descripción de la delegación: “Hacer las cosas a través de otros es una habilidad de liderazgo fundamental. De hecho, si no puede hacerlo, no está liderando “. Como líderes tenemos que lidiar con esta realidad.

La delegación es la forma de hacer las cosas a través de otros. Domínalo y te convertirás en el líder que sabes en tu corazón que puedes ser. ¡Y tu gente te lo agradecerá!

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